Preciosa cocina la de Villa Ordoño. Es agradable imaginar al contemplarla cómo sería la vida domestica en este paraje. Bajar un accidentado barranco para hacerse con el agua a cántaros, cocinar con los pocos ingredientes que daba la finca, y otro trocados, pero con el sabor inigualable de la leña, aliviar dolencias menores con la rica variedad de plantas medicinales que afloran en este lugar y que sólo unos pocos viejos sabios mantienen viva en la memoria. Este día de San Antón (día en el que los viejos salen al sol), es el día en el que los lugareños de Corvera (viejos , jóvenes y niños) y sus alrededores olvidamos nuestras ataduras y nos lanzamos a esa preciosa Sierra de Carrascoy en su cara Levante, e intentamos sentir a lo largo de los caminares, los comeres, los cantares y las risas cómo vivirían aquellos antiguos labradores, pastores y gente humilde que nos antecedió. Debió ser duro pero enormenete bello.
Preciosa cocina la de Villa Ordoño. Es agradable imaginar al contemplarla cómo sería la vida domestica en este paraje. Bajar un accidentado barranco para hacerse con el agua a cántaros, cocinar con los pocos ingredientes que daba la finca, y otro trocados, pero con el sabor inigualable de la leña, aliviar dolencias menores con la rica variedad de plantas medicinales que afloran en este lugar y que sólo unos pocos viejos sabios mantienen viva en la memoria. Este día de San Antón (día en el que los viejos salen al sol), es el día en el que los lugareños de Corvera (viejos , jóvenes y niños) y sus alrededores olvidamos nuestras ataduras y nos lanzamos a esa preciosa Sierra de Carrascoy en su cara Levante, e intentamos sentir a lo largo de los caminares, los comeres, los cantares y las risas cómo vivirían aquellos antiguos labradores, pastores y gente humilde que nos antecedió. Debió ser duro pero enormenete bello.
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